¿Puede la música influir en nuestro comportamiento alimentario?

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Tengo casi tantos años de profesión en la Nutrición como en la Música (dicho así parece que soy más vieja de lo que parece, pero en realidad empecé en la música a una edad muy temprana). Y hoy celebramos el Día Mundial de la Música, un día que es muy especial para mí. ¿Y qué hace el tema musical en un blog de nutrición?  Si hay algo que me fascina es cuando hay una simbiosis entre el arte y la ciencia. Podrían ser dos áreas sin intersección, pero como suelo decir: no somos una cosa, podemos ser muchas cosas!

Y entonces, ¿cómo se relaciona la música con nuestra alimentación?

De hecho, el comportamiento alimentario es algo complejo y no sólo está influido por factores individuales (como los psicológicos, los biológicos, las preferencias personales, los vínculos emocionales, etc.), sino también por otros factores externos que afectan a todo el entorno alimentario (desde las luces, los colores, los olores, las temperaturas y, entre otros, la música) (1).
Sí, la interacción entre los procesos cognitivos (mente) y las señales auditivas externas puede influir en nuestro comportamiento alimentario (2).

Por un lado, algunos estudios recientes han demostrado que tanto la música como su volumen pueden influir en el comportamiento del consumidor. Por ejemplo, los consumidores tienden a beber y comer más cuando se sube el volumen de la música, posiblemente porque la música más alta es más excitante y fomenta ese comportamiento alimentario: ¡un dato muy interesante para observar en los establecimientos de restauración que se frecuentan (1)! También en estos estudios podemos ver en común otro resultado interesante: escuchar música mientras se come afecta significativamente la duración de la comida. Se descubrió que, en comparación con el silencio, el aumento de la duración de la comida mientras se escucha música podría explicarse por la distracción y el efecto del ritmo – en el que, conscientes o no, los individuos alinean sus propios ritmos con los ritmos externos -, lo que da lugar a una masticación más lenta cuando se escucha música lenta o a una masticación más rápida en un entorno con música de ritmos acelerados (1, 2). Un estudio, en particular, fue más allá en sus conclusiones, sugiriendo que la música clásica puede ser beneficiosa para reducir el consumo de alimentos salados (3). ¿Interesante? También me gustaría añadir que ciertas piezas musicales, diseñadas específicamente para algunos estudios sobre el consumo de alimentos, se han asociado con ciertos sabores básicos y sensaciones en la boca, lo que puede influir en la percepción del sabor de ciertos productos alimenticios cuando se escuchan (1).

Por otro lado, sabemos que ciertos sonidos influyen en cómo nos sentimos (el estado de ánimo), y a través de estas sensaciones, las emociones, per se, pueden desempeñar un papel importante en nuestro comportamiento alimentario: tanto por qué elegimos comer ciertos alimentos como por cuánto los comemos. La ciencia aún no tiene claro si la música o determinados sonidos pueden utilizarse como estrategia para reducir la respuesta de “comer en exceso” resultante de un cambio de estado de ánimo, por lo que es necesario realizar más investigaciones (4).

Aunque es un tema que requiere más estudios, las pruebas sugieren que la reproducción de música durante las comidas puede mejorar el entorno alimentario, el bienestar individual y social, e influir en la ingesta de alimentos, así como en el estado nutricional del individuo (2).

De acuerdo con estas pruebas, Nutrisciente® ha hecho una selección de canciones y ha organizado una lista de reproducción a la que puedes acceder a través de Spotify. Nuestra sugerencia es que lo escuches mientras preparas tus comidas o cuando las consumes. Pruebe con usted mismo la influencia que tienen estos sonidos en su comportamiento alimentario, las cantidades que consume y la saciedad después de la comida. Y si te sientes bien, comparte la lista de reproducción con otras personas que también puedan ver diferencias en sí mismas. La misión de Nutrisciente® es alimentar también con armonía.

Con amor,
Sara Barreirinhas

Referencias bibliográficas:

1.                Mathiesen SL, Mielby LA, Byrne DV, Wang QJ. Music to eat by: A systematic investigation of the relative importance of tempo and articulation on eating time. Appetite. 2020;155:104801.

2.                Mathiesen SL, Hopia A, Ojansivu P, Byrne DV, Wang QJ. The sound of silence: Presence and absence of sound affects meal duration and hedonic eating experience. Appetite. 2022;174:106011.

3.                Hussain M, Egan H, Keyte R, Mantzios M. Exploring the Environmental Manifestation of Types of Music on Reinforcing Mindfulness and Concurrent Calorie Intake. Psychological Reports. 2021;124(6):2633-50.

4.                van den Tol AJM, Coulthard H, Lang V, Wallis DJ. Are music listening strategies associated with reduced food consumption following negative mood inductions; a series of three exploratory experimental studies. Appetite. 2022;172:105947.

Sara

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