Año nuevo, vida nueva, propósitos nuevos.En general, así es como empezamos cada año. Y todos tenemos derecho a desear nuevas experiencias, metas y logros (incluso porque los últimos 2 años han sido muy atípicos para todos nosotros). Queremos cambiar nuestra energía, dejar atrás el pasado y experimentar nuevas ideas.Hagamos un pequeño ejercicio de reflexión:– A lo largo de un año, ¿cuántas veces empiezas algo que no terminas?– ¿Se le ocurren nuevas y buenas ideas, pero le resulta difícil llevarlas a cabo y/o mantenerlas?Me encantaría que tus respuestas fueran algo así como: “Consigo cumplir los objetivos que me propongo” o “Practico cada día, de forma continuada, esta tarea”. Pero seamos sinceros, es muy común presenciar lo contrario. ¿Sabes cuántas personas veo con motivación para cambiar su dieta? Mucho. ¿Y cuántos buscan el apoyo de un nutricionista? Unos cuantos. ¿Y cuántos aplican un plan de alimentación adecuado en su rutina y empiezan a hacer ejercicio físico, pero al cabo de un tiempo dejan de cuidarse? Unos cuantos. ¿Cuántos son los que consiguen mantener estas rutinas y mantener buenos resultados en cuanto al control de peso? Pocos. ¡Pero pueden! Entonces, ¿qué es lo que diferencia a estos pocos de los muchos motivados? Te lo diré: ¡la creación de nuevos hábitos!La neurociencia nos dice que si repites los mismos pensamientos, elecciones, comportamientos y experiencias estás forzando a tu cerebro a repetir los mismos patrones y combinaciones a diario.(Y por curiosidad, ¿sabías que el 90% de nuestros pensamientos de hoy son los mismos de ayer?)Cada vez que aprendes o haces algo nuevo, creas nuevas conexiones sinápticas en tu cerebro. Y cuando tu cerebro funciona de forma diferente, estás cambiando de opinión.La clave es seguir recordando ese conocimiento. Así, al crear un nuevo hábito y practicarlo cada día, estás cambiando tu mente. Esto implica nuevos pensamientos, que le llevarán a tomar nuevas decisiones, nuevos comportamientos, nuevas experiencias, nuevas emociones y nuevos pensamientos.En cuanto a la nutrición, un ejemplo muy práctico y sencillo que se puede observar durante mis consultas de nutrición es la creación del hábito de beber agua. La mayoría de la población portuguesa tiene una baja ingesta diaria de agua y esto se debe en gran medida a la falta de hábitos en la ingesta de agua. Una vez establecido este hábito -que requiere cierto tiempo y constancia-, para la persona se convierte en algo automático beber agua a diario. Sólo hay que repetir el proceso para que la mente sea “educada” para “pedir” agua.Si tú también quieres crear hábitos alimenticios saludables y sostenibles en el tiempo, Nutrisciente® te acompañará en todo tu proceso de cambio, con diversas estrategias para aplicar en el día a día, sin esfuerzo ni restricciones. ¡Recuerda que “educar” la mente es la clave!
Referências:
1. Dispenza, Joe. (2017). Becoming Supernatural (1st ed.). Hay House, Inc.
2. C. Lopes, A. Oliveira, M. Severo, V. Alarcão, S.Guiomar, J. Mota, P. Teixeira, S. Rodrigues, L. Lobato, V. Magalhães, D. Correia, C. Carvalho, A. Pizarro, A. Marques, S. Vilela, L. Oliveira, P. Nicola, S. Soares, E. Ramos. (2017). Inquérito Alimentar Nacional e de Atividade Física, IAN-AF 2015-2016: Relatório de resultados. Universidade do Porto. www.ian-af.up.pt.